jueves, 27 de agosto de 2015

La violencia, el poder y el qué hacer

Buscando algunas informaciones sobre el tema de la violencia sexista me encontré con esa entrevista que concedi hacen 4 años por lo menos.
Gracias a las compañeras de Alternatiba que en aquel entonces se empeñaron por incluir mis posiciones en el debate.



Recogemos las palabras de Sarah de Roure – Marcha Mundial de las Mujeres de Brasil. Les hemos preguntado sobre el posicionamiento político e ideológico desde el cual están abordando la violencia contra las mujeres; sobre cuáles considera que son las estrategias de actuación prioritarias; y cuáles identifica como cuestiones a trabajar en un futuro inmediato. Queremos agradecer la riqueza de sus respuestas y la disposición que ha mostrado ante nuestra llamada. Para llegar a entender de qué estamos hablando cuando hablamos de violencia contras las mujeres resulta imprescindible conocer las reflexiones y propuestas del movimiento feminista, de aquí y de allá, y aprender de sus diversas prácticas y experiencias.

1. Los medios de comunicación y la sociedad en general, maneja conceptos e ideas muchas veces confusas de lo que es y supone la violencia contra las mujeres. Por eso en esta primera pregunta nos gustaría conocer ¿qué entendéis como violencia contra las mujeres? ¿desde qué posicionamiento político e ideológico estáis abordando esta cuestión?

Entendemos la violencia contra las mujeres como la expresión más dura de la desigualdad entre hombres y mujeres. Es la violencia que sufrimos por el simple hecho de ser mujeres y que es cometida por un hombre o por una institución, en general dirigida no por casualidad por los hombres.

Creo que esa definición es importante porque muchas veces en el intento de visibilizar otras situaciones de violencia, que también precisan ser denunciadas, se pone todo junto pero esas tienen otra naturaleza. La violencia sexista tiene un agresor y una agredida, y es así porque refleja una relación de poder.

No es raro que esas violencias se intenten justificar con argumentos que parten de la idea de que hay una forma cierta de la mujer, de ser y hacer las cosas y que cuando salen de eso merecen ser castigadas de alguna forma.

Desde el feminismo denunciamos la violencia como la herramienta de control del patriarcado sobre la vida de las mujeres y que por lo tanto todas somos afectadas por la violencia sexista. Algunas más expuestas en contextos más difíciles pero todas estamos permanentemente amenazadas ya que el patriarcado y la desigualdad son elementos estructurantes de nuestras sociedades.


2. Siguiendo con la estrategias puestas en marcha para enfrentar la violencia contra las mujeres, ¿cuáles identificáis como prioritarias desde vuestro ámbito de actuación?

Desde nuestra practica de movimiento venimos apostando en dos elementos fundamentales para enfrentar la violencia sexista.

Uno es la propia auto-organización de las mujeres. En un barrio donde las mujeres se reúnen, tienen presencia, intervienen políticamente, consolidan en el imaginario colectivo ideas que les son importantes… donde las mujeres pasan a ser sujetos de la comunidad, actrices reconocidas… un tío tiene que pensar dos veces antes de agredir su compañera.

El gran reto es hacer que la violencia sea algo inaceptable como tantas otras cosas se fueron tornando inaceptables en nuestra sociedad. Porque nadie hace bromas con la esclavitud del pueblo africano? Eso es una victoria de la lucha anti racista.

Sin embargo aún convivimos con cierta condescendencia con la violencia hacia las mujeres que acaba siendo relativizada o personalizada.

La organización de las mujeres es una experiencia que impacta el conjunto de las relaciones sociales en que están inseridas y en la construcción de su propia autonomía.

Y ese es lo segundo tema que me parece importante subrayar. La construcción de la autonomía de las mujeres es parte fundamental de la construcción de una sociedad alternativa.

La posibilidad de decidir como vivir, con quien, si quiero o no ser madre, donde trabajar, donde ir, lo que estudiar, tener tiempo libre para el ocio y entretenimiento pero también para participar políticamente… todas esas cosas son parte de la autonomía que queremos para todas. Sin embargo nada de eso es posible en un contexto de conflicto armado, o si el Estado no garantiza el bien estar colectivo, si no hay libertad de organización, si el trabajo domestico es una tarea exclusiva de las mujeres… en fin sin libertad, justicia, paz y solidaridad no habrá autonomía plena para todas.

3. Y por último, sobre los retos y lo que demandáis a partidos políticos y otras organizaciones sociales, ¿cuáles creéis que son las cuestiones más prioritarias a trabajar en este próximo año?

En un momento de crisis es muy fácil que empiecen dos discursos, uno de ¨ primero arreglamos las cosas y luego vemos eso de la igualdad ¨. O que por otro lado se escuche en discursos que son conservadores en su globalidad y que hacen como que ¨ concesiones ¨ para las mujeres.

El riesgo me parece que es doble. Por un lado si no se percibe que la desigualdad entre hombres y mujeres es uno de los pilares de nuestra economía y que por lo tanto superar el actual paradigma pasa por cambiar esas relaciones. Porque si no lo hacemos el orden natural de las cosas es que con la crisis la desigualdad y por lo tanto la violencia se va seguir incrementando.

No sólo por el recorte de los fondos públicos que apoyan a las mujeres en situación de violencia pero también por políticas que no nombran a las mujeres pero que nos atingen.

El incremento de los gastos militares como forma de calentar la economía y generar empleo también supone en la practica más violencia hacia las mujeres que están en los territorios donde toda esa inversión es aplicada. O con el aumento del paro masculino igualmente crecen las tensiones y la violencia al interior de los hogares.

Por otro lado encontramos los discursos que aparecen como que defienden las mujeres pero que luego están recortando derechos y servicios públicos, afectando en especial al sector femenino de la población. Observamos que se anuncian planes direccionados a las mujeres y que de lo que proponen es arreglar las crisis en base al uso del trabajo y el tiempo de las mujeres. Planes como lo que firmaron hace poco ONU Mujer y Coca Cola de incentivo al emprendedorismo entre las mujeres en la practica significa endeudamiento y precarización laboral de esas a cambio de incrementar sus beneficios y de obtener puntos para su responsabilidad social corporativa.

Lo que demandamos es un real compromiso con la lucha por la superación de la desigualdad porque estamos seguras que cambiamos el mundo cuando cambiamos la vida de las mujeres pero también que cuando apostamos por cambiar la vida de las mujeres el mundo se mueve en otra dirección.

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